¿Quién no se ha sentido culpable por estar tumbada a la bartola sin hacer nada? Seguro que alguna vez te ha pasado y has tenido la sensación de estar perdiendo el tiempo. Pues bien, no hacer nada de vez en cuando es beneficioso para nuestro cerebro. Necesita desconectar para luego ser más creativo.
No hacer nada es poner el cerebro en reposo. No consiste en ver la televisión o estar con el móvil, sino en hacer tareas sencillas como contemplar una puesta de sol o miramos los colores del otoño o mientras perdemos la mirada en algo que nos distraiga. Es entonces cuando puede aparecer una solución a algo que se nos estaba atascando. Por ello, no es de extrañar que las buenas ideas nos surjan en la ducha, paseando o conduciendo tranquilamente.
Siempre hay cosas para hacer sin embargo no todo el tiempo tenemos que estar haciendo algo. Prueba a hacerlo, al principio te parecerá raro y pensarás que estás perdiendo el tiempo y los minutos te parecerán horas, pero cuando te hayas acostumbrado, notarás que te relajas y descansas de verdad (el estar preocupada es estar haciendo algo.). Después del tiempo que hayas asignado a no hacer nada (mínimo 15 minutos), verás que te levantas con mucha más energía y con ganas de hacer cosas. No hacer nada es hacer algo.
No hacer nada es disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, que al final del día son las que verdaderamente cuentan.
Il dolce far niente (en italiano siempre me ha sonado muy glamuroso) es un arte que nos da la oportunidad de disfrutar el presente, es el arte de disfrutar de un descanso sin sentirse culpable por eso.; es disfrutar de una copa de vino o de un postre delicioso; contemplar un álbum de fotos y sonreír por los recuerdos que te traen esas fotografías; escuchar música, ese disco que hace años que no pones; sentarte en una terraza y ver a la gente pasar; mirar la luna y las estrellas… Es, sobre todo, olvidarse del tiempo, del trabajo y las responsabilidades.
Te recomiendo leer el libro de Andrew J. Smart «El arte y la ciencia de no hacer nada». En él nos explica por qué estamos destruyendo nuestro cerebro, nuestra felicidad y nuestra creatividad al evitar el aburrimiento.
«Debemos construir la habilidad de ser nosotros mismos y no hacer nada. Eso es lo que los teléfonos han hecho desaparecer. La capacidad de estar quietos. Es en lo que consiste ser una persona”. Con esta cita del cómico Louis C.K., el científico y escritor Andrew J. Smart ilustra uno de los grandes problemas del ser humano en el siglo XXI: la necesidad autoimpuesta de estar permanentemente ocupados. El ocio es el enemigo, algo que nos detiene en la conquista de nuestros objetivos y que puede acabar con nuestro bienestar material.
Nuestra cultura nos exige más horas de lo que tiene el día, reclamando mayor rapidez y siempre con eficiencia, sobrevalorando la capacidad de un trabajo arduo condicionando un cúmulo de actividades que aseguran el éxito. Pero al darnos el tiempo para descansar de las preocupaciones, los horarios, la vida ajetreada y automática es cuando nuestra red neuronal fluye con pensamientos, recuerdos y deseos que se convierten en grandes ideas. (Sinopsis del libro).
Y tú ¿eres capaz de estar sin hacer nada o estás continuamente haciendo algo? Cuéntame, estaré encantada de leer tus comentarios.
[…] Aumentará tu creatividad: Como dijo Pablo Picasso, “cuando llegue la inspiración que te pille trabajando” … pero no agotada. “Cuando nuestro cuerpo y nuestra mente están descansados y tranquilos somos más creativos, resolutivos y tomamos decisiones más adecuadas“, dice la psicóloga Elisa Sánchez Lozano (experta en Psicología Organizacional). ¿Sabes qué es el arte de no hacer nada? […]